
Con una multitudinaria peregrinación encabezada por el alcalde Manfred Reyes Villa, se inauguró oficialmente el Vía Crucis del Cristo de la Concordia, una obra que no solo renueva la espiritualidad de los cochabambinos, sino que también se convierte en un hito arquitectónico y simbólico en la ciudad.
A primeras horas del viernes 18 de abril, cientos de fieles ascendieron las casi 1.300 gradas del cerro San Pedro, recorriendo las 15 estaciones que representan el sacrificio y la resurrección de Jesucristo. Reyes Villa acompañó a la multitud, reflexionando sobre el significado de esta obra en el marco de la Semana Santa. “Esto hace que renovemos la fe en Dios (…). Ojalá que esta Semana Santa podamos rezar y orar para que nos bendiga y pidamos la paz y unidad entre todos los bolivianos”, expresó.
El arzobispo Oscar Aparicio también participó de la ceremonia y destacó la importancia espiritual y simbólica del proyecto, recordando que “subir las gradas del Vía Crucis es difícil al igual que las dificultades de este mundo, pero no terminan ahí, concluyen en la resurrección”.
El proyecto, impulsado desde sus inicios por el propio alcalde, consta de 14 estaciones escultóricas de 2,40 metros de altura cada una, además del Santo Sepulcro. Cada estación tuvo una inversión de Bs 140.000 y fue posible gracias al aporte de familias y empresarios, motivados por la primera contribución del burgomaestre. Las gradas también fueron financiadas por la ciudadanía, con un valor de Bs 400 por peldaño, llevando placas con los nombres de sus donantes.
El arquitecto Mario Moscoso, encargado de la obra, agradeció públicamente a Reyes Villa por su liderazgo en la realización de este ambicioso proyecto, que combina arte, fe y comunidad.
El recorrido, además, fue enriquecido con más de 2.500 plantines de bugambillas que cuentan con riego por goteo, así como con infraestructura complementaria: miradores de piedra, basureros, iluminación solar, bebederos, humedecedores y hasta un reloj solar.
Con esta obra, el cerro San Pedro se consolida como un nuevo espacio de peregrinación, meditación y encuentro para creyentes y visitantes, bajo la imponente imagen del Cristo de la Concordia que corona la ciudad.