
El subteniente Jorge Barrozo Rodríguez, un joven oficial recientemente egresado de la Academia Nacional de Policías, encontró una trágica muerte este miércoles en las cercanías de Llallagua, Potosí. Formaba parte del grupo Delta de Oruro y se encontraba cumpliendo su deber en un operativo de desbloqueo cuando fue alcanzado por una bala durante una emboscada armada. Su vida, entregada al servicio y la protección de la ciudadanía, se apagó en medio de la violencia que envuelve las actuales protestas políticas.
El ataque se produjo cuando el contingente policial intentaba despejar una vía tomada por sectores afines al expresidente Evo Morales. Desde las alturas de los cerros circundantes, los bloqueadores embistieron al grupo policial con disparos y piedras, dejando además del fallecido, al menos dos efectivos gravemente heridos. La escena de aquel operativo, marcada por la confusión, el miedo y la sangre, se ha convertido en símbolo de un país que duele.
La muerte del subteniente Barrozo ha despertado una ola de consternación en todo el país.

Su historia, la de un joven que apenas comenzaba su carrera policial, golpea con fuerza a una sociedad que clama por paz. Mientras se espera un pronunciamiento oficial del Ministerio de Gobierno, la familia de Barrozo y sus camaradas lo lloran, y Bolivia entera vuelve a enfrentarse al rostro más oscuro de sus divisiones: el precio humano de la violencia política.
