
En el vasto escenario de la justicia boliviana, pocos nombres resuenan con la autoridad, experiencia y coherencia ética que representa Julio Veizaga Ovando. Con una trayectoria que supera los 46 años en el ejercicio libre de la profesión y más de dos décadas como docente universitario, su figura se ha consolidado como un referente crítico y comprometido con la transformación profunda del sistema judicial boliviano.
Un camino forjado en la defensa y la docencia
Nacido en el populoso barrio de Cota —hoy Villa Asunción—, Veizaga caminaba más de dos kilómetros por las rieles del tren para asistir a la escuela Darío Montaño. Su paso por la Escuela Sucre, el Colegio Calama y finalmente el Colegio Avaroa de Cochabamba no solo marcó su formación educativa, sino también su despertar social. Recuerda con nitidez el viaje que realizó en su último año de colegio a los centros mineros de Siglo XX, Llallagua y Catavi: “Fue una experiencia inolvidable, conocimos la realidad del trabajo minero en plena efervescencia de la Asamblea Popular”, rememora.
En 1971, un año crucial marcado por el golpe de Estado de Hugo Banzer, la universidad fue clausurada. Julio, lejos de quedarse de brazos cruzados, encontró en Radio Cosmos una nueva vocación: el periodismo. Con una grabadora de cinta al hombro, cubría distintas fuentes informativas en un contexto de represión y censura. Aquel ejercicio tempranamente asumido le enseñó el valor de la verdad, de la palabra comprometida y del poder de la comunicación social.
Cuando la universidad reabrió, retomó sus estudios en Derecho. Desde 1978 comenzó una extensa carrera legal que lo llevó por instituciones como el Concejo Municipal de Cochabamba, el Tribunal Agrario Nacional, el Proyecto PNUD, CORANI S.A. y otras. A partir de 1992, también asumió el rol de docente universitario, obteniendo su cargo mediante concurso de méritos y examen de competencia en la Universidad Mayor de San Simón, donde además dirigió la carrera de Ciencia Política durante dos periodos. “Yo tengo la seguridad y convicción de que, en la medida en que el profesional abogado sale adecuadamente e integralmente formado de la universidad, podría desempeñarse mejor”.
Para él, la formación legal no puede desvincularse de la ética. “No solo el perfil profesional. También ética. Porque si no hay eso, tampoco es posible ejercer una función tan importante como la justicia”.
Una visión crítica de la justicia boliviana
Julio Veizaga no es complaciente con el estado actual de la justicia. Define el sistema como “devaluado” por factores políticos, económicos, sociales y culturales, y enfatiza que su recuperación exige cambios estructurales y éticos. Para él, los pilares de una verdadera reforma judicial son claros: meritocracia, especialización, habilidades y destrezas, reducción de la mora procesal e independencia judicial.
Veizaga denuncia la politización en la elección de magistrados y jueces, la falta de convicción de muchos operadores de justicia, y el escaso presupuesto estatal asignado al sector, que apenas alcanza el 0,1%. “Debería asignarse por lo menos un 3% del Presupuesto General del Estado para resolver las necesidades apremiantes de la justicia”, sentencia.
Crítico de la formación legal
Uno de los aspectos más llamativos de su análisis es su autocrítica hacia el sistema de formación de abogados. Asegura que muchas universidades están fallando en su misión formativa: “La universidad también está fallando. No está saliendo como producto de ese proceso de aprendizaje en las mejores condiciones de los abogados, porque se ha masificado”.
Veizaga propone una mirada profunda a la ética profesional, como un componente esencial de la función judicial: “No solo el perfil profesional. También ética. Porque si no hay eso, tampoco es posible ejercer una función tan importante como la justicia”.
Compromiso cívico y dirigencial
Además de jurista y periodista, Julio Veizaga ha sido dirigente sindical y cívico. Fue presidente del Comité Cívico, de la Federación de Profesionales, y dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Prensa de Cochabamba y vicepresidente e la Asociación Nacional de Periodistas de Boliva, mostrando una constante disposición a representar causas colectivas.
Pensamiento hecho libro
Autor prolífico, ha publicado obras clave como:
• Diccionario Constitucional Boliviano (2010)
• Derecho de resistencia: ¿Golpe de Estado o Autogolpe? (2020)
• Derecho Constitucional y Derechos Humanos (2da edición, 2022)
Su producción intelectual no es abstracta: nace de la vivencia, la reflexión crítica y la búsqueda constante de una justicia más humana y democrática.
Una propuesta para el futuro
Desde su experiencia, Julio Veizaga plantea la necesidad urgente de crear salas constitucionales en las ciudades intermedias de Bolivia. Considera que esta medida acercaría la justicia a la ciudadanía, fortalecería la defensa de los derechos humanos y permitiría una mayor especialización.
Julio Veizaga Ovando no solo ha sido testigo del deterioro de la justicia boliviana; ha sido un actor activo en su defensa y transformación. Su voz, lúcida y crítica, representa la esperanza de una generación que aún cree en un sistema judicial al servicio del pueblo, basado en la ética, el conocimiento y la independencia.
